En 1903 sucedió [lo que contaré] en la Tertulia Progresista de la calle Pontejos [de Madrid], a cargo de elementos izquierdistas de diversos matices, precisamente el día en que la prensa de la mañana había publicado el asesinato de Alejandro y Draga por unos oficiales del Ejército, que arrojaron los cadáveres de los reyes servios por una ventana del palacio de Belgrado. El acto de Madrid había transcurrido dentro del mayor orden y una vez hecho el resumen por el presidente, éste se dirigió a la concurrencia con la frase corriente de aquel tipo de reuniones:
—¿Algún otro ciudadano quiere hacer uso de la palabra?
Se levantó el anarquista bejarano José María Blázquez, subió al estrado y leyó esta quintilla:
Con carácter urgente
pide un pueblo impotente,
falto de savia y de nervios,
una docena de servios
para el Palacio de Oriente.
El delegado de la autoridad -¿Puga, Marsal, Visedo?- puso el bastón sobre la mesa y el ácrata poeta salió para la cárcel Modelo, donde pasó una temporada de algunos meses.
[Publicado por N. Hernández Luquero en El Norte de Castilla y republicado en Béjar en Madrid, n.º 2182 (11de enero de 1964), p. 4]
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