La zamorana Ana Pastor, la ministra de Fomento, es de mi quinta y por ello coincidimos en los mismos años como estudiantes en la Universidad de Salamanca. Iba a decir que debimos de coincidir más de cuatro noches tomando copas de garito en garito, pero sinceramente no la recuerdo. Yo tenía un amplio grupo de amigos que estudiaban Medicina, como ella, razón por la cual me dejaba caer por esa Facultad cuando había asambleas para oponernos a tantas cosas en aquellos años de la Transición. Pero tampoco la recuerdo ahí ejerciendo de lideresa y apuntando ya las maneras que luego ha manifestado. Tampoco la recuerdo corriendo delante de los grises. A lo mejor lo hizo. Quién sabe.
En estos días de atrás ha sembrado el terruño de ilusiones trayéndose debajo del brazo un nuevo Plan del Oeste, semejante al que el Gobierno de Zapatero ejecutó en buena medida y al que con tanto entusiasmo los compañeros de partido de la actual ministra se opusieron tenazmente. Ahora lo entiendo: querían impedirlo entonces para hacerlo ellos ahora. Están locos estos romanos.
A sus paisanos de Zamora les ha asegurado (no seré yo quien diga que ha prometido) que se terminará el tramo de la A-66 entre la capital y Benavente. Y que también va para adelante el trazado del AVE por la provincia, camino de Galicia. A los de Valladolid les ha afirmado (no seré yo quien diga que ha prometido) la autovía entre la ciudad del sin par alcalde De la Riva y León, y además el AVE entre Olmedo y Orense. A los de Salamanca, qué menos, les ha dicho que también llegará el AVE. Y a los de Béjar de rebote nos cae nada menos que otra línea de AVE, entre Gijón y Badajoz, aunque parece que no estará lista hasta el año 2030.
Bien estaría que nuestro dinámico Ayuntamiento, tan presto siempre a ganar tiempo, fuera ya incluyendo en la agenda de las declaraciones pomposas y rutinarias dónde ubicaremos la nueva estación. A la vista de la movilidad con la que se desplaza de un año para otro el todavía no llegado Parador Nacional, que hoy está aquí y mañana allí, más vale ir llenando este vacío existencial de nuestros días municipales con la ilusión de revolver una vez más el Plan General de Ordenación Urbana para irle buscando acomodo al inminente AVE, no sea que nos pille desprevenidos.
Yo ya hago una propuesta, que seguro que tendrá muchos adeptos entre los lectores: La Cerrallana.
En estos días de atrás ha sembrado el terruño de ilusiones trayéndose debajo del brazo un nuevo Plan del Oeste, semejante al que el Gobierno de Zapatero ejecutó en buena medida y al que con tanto entusiasmo los compañeros de partido de la actual ministra se opusieron tenazmente. Ahora lo entiendo: querían impedirlo entonces para hacerlo ellos ahora. Están locos estos romanos.
A sus paisanos de Zamora les ha asegurado (no seré yo quien diga que ha prometido) que se terminará el tramo de la A-66 entre la capital y Benavente. Y que también va para adelante el trazado del AVE por la provincia, camino de Galicia. A los de Valladolid les ha afirmado (no seré yo quien diga que ha prometido) la autovía entre la ciudad del sin par alcalde De la Riva y León, y además el AVE entre Olmedo y Orense. A los de Salamanca, qué menos, les ha dicho que también llegará el AVE. Y a los de Béjar de rebote nos cae nada menos que otra línea de AVE, entre Gijón y Badajoz, aunque parece que no estará lista hasta el año 2030.
Bien estaría que nuestro dinámico Ayuntamiento, tan presto siempre a ganar tiempo, fuera ya incluyendo en la agenda de las declaraciones pomposas y rutinarias dónde ubicaremos la nueva estación. A la vista de la movilidad con la que se desplaza de un año para otro el todavía no llegado Parador Nacional, que hoy está aquí y mañana allí, más vale ir llenando este vacío existencial de nuestros días municipales con la ilusión de revolver una vez más el Plan General de Ordenación Urbana para irle buscando acomodo al inminente AVE, no sea que nos pille desprevenidos.
Yo ya hago una propuesta, que seguro que tendrá muchos adeptos entre los lectores: La Cerrallana.
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