Según cuenta José Muñoz Domínguez, “La judería errante”, Béjar Información, 240 (28.7.2001), p. 11, fray Liciniano Sáez, archivero de la casa ducal en el siglo XVIII, toma de un sermón pronunciado por fray Alonso Fernández en 1683 la historia del episodio que tuvo lugar en Béjar con motivo de la celebración de la festividad del Corpus Christi del año 1397, cuando el duque don Diego López de Zúñiga, excusándose en antiguos agravios que tanto judíos como “africanos” habían hecho a la religión cristiana, decide montar una considerable procesión que, sin duda —y presumo que de forma intencionada—, fue a darse de bruces en los lugares donde aquellos moraban, al tiempo que gente armada se paseaba por la villa “por dar pavor y miedo a los enemigos de Dios”; así las cosas, parece estos enemigos de Dios no aguantaron la ostentación y acabaron todos a guantazos en La Corredera, en número hiperbólico: según el fraile placentino, los sublevados eran cinco mil trescientos y los ducales apenas dos mil doscientos, es decir, siete mil quinientos bejaranos dándose mamporros en La Corredera. El resultado fue el previsible: los impíos quedaron “desbaratados, muertos muchos y rendidos los demás, por los celosos y bien ordenados, aunque pocos cristianos en el sitio que llaman La Corredera, logrando, no con más placer esta victoria, como la de conseguir veer cumplidos los cultos y veneraciones”. Total, que a empujones y dejando muertos por el camino con empeño y osadía consiguieron que la procesión llegara a su fin a las nueve de la noche de aquel jueves, 7 de junio de 1397. Ni que decir tiene que José Muñoz Domínguez no le da mucho crédito al suceso, y —lo que tiene más encomio— fray Liciniano Sáez tampoco.
lunes, 12 de marzo de 2012
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