Si hemos de creer las fuentes en las que bebió Madoz para redactar su entrada de Béjar en su famoso Diccionario (Madrid, 1848), habría que rastrear bien aquel pasaje de la historia en el que los bejaranos, o quien gobernaba en Béjar entonces (el primer duque, don Álvaro de Zúñiga) estuvieron a punto de darle para el pelo nada menos que a un rey, Enrique IV de Castilla. Dice así el pasaje: “A principios de 1467 persuadió el arzobispo de Sevilla a don Enrique IV de Castilla que fuese a Béjar a tratar con los descontentos y terminar todas las diferencias; pero el objeto era apoderarse de su real persona con mayor seguridad. Don Enrique hubiera seguido este consejo si los habitantes de Madrid no se hubiesen armado para impedirle la salida, conociendo que caminaba a su ruina”.
viernes, 25 de mayo de 2012
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