El cardenal Tavera labró un hospital muy suntuoso en Toledo en la misma sazón que el Rey había pedido al reino un donativo. Dijo don Francés que entre el Rey y el cardenal se juntaba todo el hospital, porque el cardenal labraba la casa y el Rey hacía los pobres.
[Juan de Arguijo, Cuentos, B.A.E., CLXXVI, p. 236, pero la anécdota es apócrifa, porque Tavera fue cardenal después de muerto don Francés y su hospital se terminó en 1541].
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