En el libro de José María Hernández Díaz sobre la historia del Casino Obrero, hay una entrada de una mesa redonda celebrada en septiembre de 1991 sobre “la reforma de la plaza de toros, la Ancianita”, lo que no es que retraiga la onomástica hasta límites medievales, pero veinte años son algo. Más de lo que yo pensaba. Ahora bien, habría que ver si lo escrito en página es trasliteración de lo que digan los archivos del Casino o es acuñación del autor. Seguimos en la duda. Y en la lucha.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
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