miércoles, 29 de julio de 2009

Bangla Desh

Había tenido Vito que desplazarse por motivos de trabajo al lejano país de Bangla Desh, aquel que unas inundaciones y un concierto de George Harrison y sus amigos hicieron famoso una vez y nunca más volvió a meter un ruido. Tenía que acudir a realizar determinados estudios en una fábrica textil que estaba donde Buda dio las tres voces, por más que fuera un dios introspectivo y silencioso.
Allá pues, en la profunda península del Indostán donde todos los turbantes son iguales Vito intentaba llevar a cabo su tarea, que habría de durar tres meses. Pero no hay lugar del mundo, por más escondido que esté, donde no quede demostrado que al cabo todos venimos del mismo pueblo. Ni dos días tardó Vito en dar con un paisano que lloraba sus ausencias patrias y vio el cielo abierto con su llegada. Qué tres meses de terruño le dio.
Vayas donde vayas, algún bejarano hallas.

Plasencia

Plasencia goza de al menos tres escritores de ficción de reconocido prestigio nacional. Cuando digo reconocido prestigio nacional, que es una frase hecha, me refiero simplemente a que publican sus libros en editoriales de la primera división y que la crítica suele ocuparse de ellos en los suplementos y revistas especializadas, generalmente con fortuna. No me interesa entrar en más matices. Álvaro Valverde es el primero y el que lleva más tiempo trascendiendo lo local. Hace un par de años Jesús Sánchez Adalid ganó el premio Fernando Lara con la novela El alma de la ciudad, que narraba en 600 páginas la fundación medieval de la ciudad del Ambroz. Ahora Tusquets está recuperando y poniendo en la elite a Gonzalo Hidalgo Bayal, nacido en Higuera de Albalat y veterano profesor de bachillerato, cuyas novelas reciben elogios sin mesura. Tengo la impresión de que se me olvida algún nombre más, por no citar al fallecido José Antonio Gabriel y Galán.
Entre tanto, de Béjar han salido algunos deportistas de relumbrón, en varias especialidades además.

martes, 14 de julio de 2009

Béjar en la Wikipedia

De vez en cuando me paseo por la entrada de Béjar en la Wikipedia. Parece ser que se incluyó en 2004 y a lo largo de estos años ha contribuido a sus contenidos un buen número de anónimos voluntarios, a lo que puedo ver en su historial. Incluso en estos días he comprobado que ha habido una controversia sobre la condición ora castellana, ora leonesa, de su pasado remoto. Incluso se me cita como fuente autorizada. Qué barbaridad, teniendo doctores la Iglesia.
A ojos de lector atento, pese a tanta mano generosa y bienintencionada, al resumen enciclopédico le falta un hervor. Sobre todo a la parte de la historia, que va como a trompicones y en la que si uno mide la intensidad de las palabras, casi todo se resumen en Hombres de Musgo/Corpus Christi y burguesía/industria textil. Una pincelada de vetones, otra de moros, un especiado de Zúñigas y sanseacabó. Parece que aquí no hubiera pasado nada más. Cuánta falta le hace a Béjar dotarse de una vez por todas de un patrimonio argumental que dé forma a su identidad. Sólo así se podrá enmendar que en la parte de los personajes ilustres que ha tenido la ciudad sean mayoritarios los vivos, y no los muertos. Parece que no hubiera habido héroes locales que llevarse a la boca y que hoy, sin embargo, vivamos días de esplendor.
Al cabo, me pregunto si instrumentos tan poderosos para la imagen exterior como pueda ser la presencia en la Wikipedia no deberían ser asumidos más claramente de forma institucional para evitar veleidades, medias verdades y gazapos. Pienso, claro, si no debería ser éste cometido del Centro de Estudios Bejaranos, el mejor dotado para ello, o en su defecto un concurso municipal que vele por lo que se va diciendo por ahí de nosotros.

viernes, 10 de julio de 2009

Escultura en Madrid

En la Fundación Mapfre de Madrid se ha inaugurado una exposición con el título de Olvidar a Rodin. En ella se han reunido piezas de numerosos artistas europeos que en los comienzos del siglo XX coincidieron en París, primero a la sombra de Rodin y luego separándose de ella para cobrar luz propia. Entre los nombres figuran muchos españoles: Picasso, Julio González, Gargallo, Manolo Hugué... Hay una obra de Picasso que se titula "Fernande" y hay una "Bañista con ropaje" de Maillol, pero ni rastro de Mateo Hernández, que en 1913 llegó por vez primera a la capital de Francia.
A ver si va a resultar que al genio universal le tenemos tan encerrado en Béjar que nadie por ahí afuera se acuerda de él y se ha vuelto invisible por tanto celo de tenerlo bien guardadito aquí, para que todo el mundo venga a verlo en su tierra chica, subido al pedestal del turismo tan enriquecedor, en vez de que ande moviéndose por ahí dejándose ver en compañía de Picasso y otras gentes del malvivir parisino...