sábado, 31 de marzo de 2012

Anecdotario de don Francés de Zúñiga (6)

Cuando le hirieron de las heridas que murió, como le trajeron a su casa, venía con él mucha gente. Asomose su mujer a los corredores, preguntando qué ruido era aquél. Respondió don Francés:

─ No es nada, señora, sino que han muerto a vuestro marido.

[Melchor de Santa Cruz, Floresta española, Toledo, 1574, II, V, vi]

Los nuevos flamencos

Por más que procuro fijarme bien en lo que leo, poniendo atención en las palabras que dan cuerpo a las noticias, me quedo muchas veces con las sensación de que los titulares les quedan grandes, en esa necesidad mediática de que parezca que ha ocurrido algo, cuando en realidad casi nunca pasa nada.
Así me doy cuenta, a duras penas, de que la Cámara de Comercio de Béjar lleva ya un tiempito gestionando en el polígono industrial un vivero de empresas que lleva el legendario nombre de “Cinco Abejas” (¿no había otro nombre, bendito sea dios? ¿No vamos a salir nunca de la trinchera?). Ahora leo que “se encuentra ya en su fase final” el centro de industrias avanzadas de Béjar, escrito así, con minúsculas, de lo que deduzco que ese no será su nombre, que si dios no lo remedia acabará siendo “Cuerpo de Hombre”, para seguir con la tónica de la modernidad.
De entre la farfolla de la información de la prensa, cuyas líneas se van todas en mirar al dedo en vez de a la luna, con palabrería que no aporta nada de sustancia, apenas logro enterarme, aparte de que no está acabado ni dice cuándo lo estará, ni qué capacidad tendrá, ni cómo se accederá a él, ni quién lo regirá, ni qué ayudas prestará, en la tónica general de dar más información de la gestión política que de los valores y la utilidad práctica para el ciudadano, de entre la farfolla, decía, apenas consigo saber que allí se incubarán empresas del sector de la innovación y la ingeniería. Qué querrá decir eso, virgen santa (las apelaciones sacras me salen a borbotones en estos días prepasionales; debe ser que me estoy entrenando para estar en forma a semana que viene). Uno ha entendido siempre que la ingeniería sea una profesión y que así entendida sea un sector, ¿pero la innovación? ¿Y eso qué es? ¿Otro sector? Deconstruyo la información y quiero entender que la antigua fábrica textil de Francés Bruno, que se está remozando para albergar el centro de industrias avanzadas (con minúsculas), acogerá empresas que se dediquen a una ingeniería acorde con nuestros días si quieren salir para adelante. Bien está, naturalmente. Confío en que, además de incubar, acaben poniendo algún huevo que ponga sentido a la pompa de la reindustrialización de Béjar, que suena majestuoso, como si volvieran los viejos tiempos textiles, mientras la baba de los sueños nos gotea no por volver a ver obreros yendo a las fábricas, sino por ver la manera de epatar al risueño vecino con unas piscinas climatizadas que le permitan creer que, también en invierno, vive como los más ricos de Béjar. Cosa que, alabado sea el señor, al cabo ha sido más pesadilla que sueño y ha acabado por despertar al munícipe, que ha renunciado a la promesa electoral y donde dije piscina climatizada digo Diego. Para piscinas estábamos, no te digo. Y a ver si llegar ese huevo, por lo menos.

domingo, 25 de marzo de 2012

Todo son pulgas

El perro está tan flaco que no sabe uno por dónde mirarlo, la verdad. Ni de frente ni de perfil, ni por el rabo ni por las orejas parece que tenga una pizca de alegría. Semeja galgo de compañía de aquel hidalgo que se moría de hambre y mataba de lo mismo al rapaz Lázaro de Tormes mientras se daba ínfulas de caballero. Se echaba unas migas por encima de la pechera para hacer creer, cuando salía de casa, que estaba ahíto, pero el estómago le daba unos retortijones que parecían la laguna de Béjar cuando brama, que se oye a la redonda.
Hemos sabido esta semana que las dos minicentrales eléctricas de propiedad municipal, la de Samuel Solórzano y la del Tranco del Diablo, echaban más humo en el empeño que agua en las turbinas, así que el resuello no dio para más a primeros de noviembre y dijeron hasta aquí hemos llegado. El silogismo de su renuncia tiene menos misterio que el de la velocidad de los neutrinos, que cada día que pasa es menor: no llueve, luego no hay agua. Y si no hay agua, no hay energía. ¿Y por qué no llueve? Habrá quien diga que es por “la herencia recibida”, esto es, el gobierno socialista, pero a poco perspicaz que uno sea llega a la conclusión de que va a ser verdad lo del cambio climático, aunque el primo de Rajoy no crea en él. No llueve por lo mismo que no nieva, dos fenómenos meteorológicos que, mira tú por dónde, se han vuelto más necesarios para la economía bejarana que la vieja lana de Castilla.
Resulta que por el parón de las aguas que no caen del cielo las arcas municipales dejarán de ingresas los trescientos mil euros que la venta de la energía le deparaban. Parecerá que no es gran cosa, pero no están los tiempos como para andar con remilgos. Esa cantidad es casi la mitad de la deuda municipal bejarana, que según afirmaba un periódico mundial de Valladolid asciende a ochocientos mil euros (vaya por Dios: la cifra coincide con la que dio el Grupo Socialista y no la que exageraba el Popular en el rifirrafe del verano pasado).
Digo yo que esos ingresos hidráulicos estarían seguramente contabilizados en el presupuesto municipal para este año, así que ante la evidencia de que no van a entrar, alguien se va a tener que comer el marrón: o bien acabarán desequilibrando las cuentas a final de año, o bien se ingresan de todas maneras sea como sea. Atentos, bejaranos, que estamos a punto de contemplar cómo alguna tasa, arbitrio o impuesto municipal tapa el agujero mediante el ardid de su actualización.
Esta bobada del no llover se solventa pagando a escote. O poniendo en marcha más minicentrales, a mayor gloria del cambio climático.

jueves, 22 de marzo de 2012

Bejaranos en Bogotá

Cuenta Ceferino García Martínez en el libro segundo de su Béjar en su Historia (que ya es retorcerle el pescuezo al título del libro) que en 1797 don Bartolomé de Béjar y Millán, vecino de la villa de Montoro, provincia de Córdoba, solicitó en la Villa y Corte de Madrid un certificado de hidalguía, esto es, de qué lejos le venía a él el apellido y qué hondas raíces cristianas y castellanas tenía, y ahí el genealogista se remontó a que el apellido antes de quedar manco en realidad era “Fernández de Béjar”, por un tal Pelay Fernández que estuvo en la conquista de Béjar en 1186, ese bravo guerrero que aparecerá luego también en “El día de santa Marina”, el relato mitológico de Juan Muñoz sobre los orígenes (cristianos y medievales) de Béjar. A lo que iba: en el certificado de hidalguía, además del don Pelayo bejarano, parece ser que se menciona también a un Diego López de Béjar, de quien se dice que se trasladó directamente desde Béjar a Santa Fe de Bogotá, donde se arraigaron él y sus descendientes. Y ahí quería llegar yo: una vez me entretuve en un hotel de Bogotá en mirar a ver si había alguien del pueblo por allí en la guía de teléfonos, resultando que aparecieron hasta 4.000 bogotanos que coincidían en tener un teléfono a su nombre y apellidarse Bejarano, que se dice pronto. Cuatro mil con teléfono. Lo mismo habría otros tanto sin él, o con el apellido solapado.
Ya tuvo descendencia el tal Diego López de Béjar...

martes, 20 de marzo de 2012

Anecdotario de don Francés de Zúñiga (5)

Un conde de este reino entraba a besar las manos al Emperador. Y, porque era hombre que guardaba mucho, dijo don Francés:

─ Éste es conde, éste es-conde.

[Melchor de Santa Cruz, Floresta española, Toledo, 1574, II, V, v]

lunes, 19 de marzo de 2012

Cuando las buenas noticias devenían en juergas en Béjar

Acerca de cómo se recibió en Béjar la noticia de la aprobación por parte del Consejo de Ministros de la construcción del ferrocarril, Un Vejestorio [que no era otro que Juan Bautista Zúñiga], en “El Béjar de ayer. La noticia de que tendremos ferrocarril”, Béjar en Madrid, n.º 307 (24 de septiembre de 1927), pp. 6-7, relataba que “a las nueve de la noche se hizo público un telegrama enviado por el diputado Jerónimo Rodríguez Yagüe a los miembros de la junta del ferrocarril, de donde saltó a la tertulia que algunos jóvenes mantenían en determinado estanco, que a su vez se fueron al Salón de Guijo y arrastraron a todos los músicos de la banda de éste para dar una serenata que comenzó en San Juan y siguió por la calle Libertad, Corredera, calle Mayor, Plaza y Santa María, llegando a la casa del alcalde, José Rodríguez Yagüe, a eso de las once, donde todo eran vivas y cohetes, con los vecinos en los balcones, hasta invadir la vivienda del primer edil, siguiendo la juerga durante el resto de la noche, acabando todo al día siguiente con una capea en la mismísima plaza Mayor, con vaquillas moruchas de la ganadería del propio alcalde, de las que se lidiaron nada menos que doce”.

sábado, 17 de marzo de 2012

El síndrome de Pausanias

Tengo el recuerdo de hace muchos años, lo mismo veinte o más, de una campaña que puso en marcha Turespaña en su digno cometido de arrimar turistas a nuestro país. Sabido que el que llegaba venía con la premisa de “sol y playa”, aquella propuesta pretendía obtener mejor rendimiento del hecho de que España fuera uno de los países que contaba con más reconocimientos de patrimonio cultural por parte de la UNESCO. Alentados por el ejemplo de Italia, donde los turistas se reparten por todo el territorio de la bota peninsular en busca de sus variadas ciudades, sus palacios, sus museos, sus ruinas, sus callejuelas históricas, los responsables de TurEspaña llegaron a la conclusión de que había que cultivar el turismo cultural como alternativa al chiringuito de sangría y paella. El proyecto piloto consistió en ofrecer un paquete combinado con las dos ofertas, playa y patrimonio, disfrutando los agraciados en ciudades tan próximas y distintas como Málaga y Granada: la una con el pescaíto frito y la otra con la Alhambra. Fue un rotundo fracaso que se abandonó a las primeras de cambio. El asalariado de Manchester quería playa y cerveza.
Sabido es que, con la excepción del de Madrid, los aeropuertos que mueven pasajeros de verdad son los de la periferia turística: las islas, Málaga, Alicante, Valencia, Barcelona y hasta Castellón de la Fabra. El resto, pamplinas, los viajeros nacionales normales de largo recorrido.
Desde el “Spain is Different” del difunto Fraga para acá, a todo político que se tercie le entra la enfermedad de Pausanias, aquel griego que hizo la primera guía de viaje: hay un empeño permanente, sistemático y cabezón en soñar con convertir cada lugar de España en Villar del Río, aquel pueblo fingido de la película Bienvenido, Mr. Marshall del maestro Berlanga que se iba a hacer rico de la noche a la mañana. No hay pueblo mesetario que no tenga concejalía de Turismo y que ponga sus empeños, erre que erre, en obrar el milagro de convertir Villar del Río en Venecia. Si el lector se fija en las noticias que se van desgranando periódicamente respecto a esta o aquella localidad, tienen como eje de acción el turismo; todo se hace para los turistas que han de venir en tropel al reclamo de la mágica palabra convocadora, con grave olvido de los nativos, a los que nada de esos oropeles parece estar destinado.
Tal es el caso de Béjar, donde machaconamente se pretende alzar el santo del turismo como motor económico de una ciudad que tiene alma industrial, denostada. Ahora parece que queremos que también la Semana Santa local tenga colgado al cuello el medallón juntero de considerarla de interés turístico regional. Pues qué bien. No me cabe duda de que el tesón de nuestras autoridades lo conseguirá, tarde o temprano. Acabará con el tiempo teniendo medallón ilustre hasta la romería de los paporros (rediez, acabo de dar una idea).
Mueve más viajeros en una hora el aeropuerto de Ibiza que el de Salamanca en todo el año. Y Salamanca se cree una ciudad turística. Béjar también, nos ha jodío.

martes, 13 de marzo de 2012

Una quintilla de Patriletras

En 1903 sucedió [lo que contaré] en la Tertulia Progresista de la calle Pontejos [de Madrid], a cargo de elementos izquierdistas de diversos matices, precisamente el día en que la prensa de la mañana había publicado el asesinato de Alejandro y Draga por unos oficiales del Ejército, que arrojaron los cadáveres de los reyes servios por una ventana del palacio de Belgrado. El acto de Madrid había transcurrido dentro del mayor orden y una vez hecho el resumen por el presidente, éste se dirigió a la concurrencia con la frase corriente de aquel tipo de reuniones:

—¿Algún otro ciudadano quiere hacer uso de la palabra?

Se levantó el anarquista bejarano José María Blázquez, subió al estrado y leyó esta quintilla:

Con carácter urgente
pide un pueblo impotente,
falto de savia y de nervios,
una docena de servios
para el Palacio de Oriente.

El delegado de la autoridad -¿Puga, Marsal, Visedo?- puso el bastón sobre la mesa y el ácrata poeta salió para la cárcel Modelo, donde pasó una temporada de algunos meses.

[Publicado por N. Hernández Luquero en El Norte de Castilla y republicado en Béjar en Madrid, n.º 2182 (11de enero de 1964), p. 4]

lunes, 12 de marzo de 2012

Corpus Christi a sopapos

Según cuenta José Muñoz Domínguez, “La judería errante”, Béjar Información, 240 (28.7.2001), p. 11, fray Liciniano Sáez, archivero de la casa ducal en el siglo XVIII, toma de un sermón pronunciado por fray Alonso Fernández en 1683 la historia del episodio que tuvo lugar en Béjar con motivo de la celebración de la festividad del Corpus Christi del año 1397, cuando el duque don Diego López de Zúñiga, excusándose en antiguos agravios que tanto judíos como “africanos” habían hecho a la religión cristiana, decide montar una considerable procesión que, sin duda —y presumo que de forma intencionada—, fue a darse de bruces en los lugares donde aquellos moraban, al tiempo que gente armada se paseaba por la villa “por dar pavor y miedo a los enemigos de Dios”; así las cosas, parece estos enemigos de Dios no aguantaron la ostentación y acabaron todos a guantazos en La Corredera, en número hiperbólico: según el fraile placentino, los sublevados eran cinco mil trescientos y los ducales apenas dos mil doscientos, es decir, siete mil quinientos bejaranos dándose mamporros en La Corredera. El resultado fue el previsible: los impíos quedaron “desbaratados, muertos muchos y rendidos los demás, por los celosos y bien ordenados, aunque pocos cristianos en el sitio que llaman La Corredera, logrando, no con más placer esta victoria, como la de conseguir veer cumplidos los cultos y veneraciones”. Total, que a empujones y dejando muertos por el camino con empeño y osadía consiguieron que la procesión llegara a su fin a las nueve de la noche de aquel jueves, 7 de junio de 1397. Ni que decir tiene que José Muñoz Domínguez no le da mucho crédito al suceso, y —lo que tiene más encomio— fray Liciniano Sáez tampoco.

sábado, 10 de marzo de 2012

La olla podrida

Andan en el Grupo Municipal Socialista bejarano con la congoja a flor de piel después de la ocurrencia del concejal popular de Medio Ambiente en el último pleno, cuando no tuvo mayor inconveniente en soltar un eructo garbancero de hedor ajeno a la nouvelle cuisine y la exquisitez oratoria comparando al portavoz socialista con determinados criminales que no viene al caso repetir para no hacerle el juego. Además, le dio un zurriagazo de nabo y ajo al concejal de Izquierda Unida, tildándole de “patética minoría”, no se le fuera a escapar de rositas. De su boca salieron tales lindezas que a decir verdad hay que reconocer que dejó el mantel lleno de lamparones y para echarlo a lavar.
De entrada hay que reconocer que la vomitona verbal, sin duda producto de la acidez de algún empacho de plato de cuchara, ha tenido buen efecto en la dialéctica política: ha conseguido sacar del foco la ordenanza de la Ropa Tendida (que habría que aplicar a los manteles que decora) y en vez de ello estamos hablando de sus excesos oratorios, lo que es desde luego menos trascendente.
Salvado el exabrupto y la ofensa, fuera de lugar todo ello en un pueblo pequeño donde todos convivimos muy cerca unos de otros y las maneras deberían ser comedidas porque somos vecinos de piso, lo que me llama la atención es la grandilocuencia del discurso del edil, mal medida y sobre todo mal interpretada. Todos sabemos que la política es otra forma de teatro, una representación escénica en la que los papeles y los guiones no siempre se ajustan a los intérpretes. De tal forma que en lo que no era más que una comedia de situación, esto es, el pleno, donde los guiones vienen prefabricados y hasta las risas son enlatadas, el edil en cuestión se presentó sobre las tablas con el papel en la mano dispuesto a interpretar uno de esos monólogos graciosos que están tan de moda en tabernas y espacios televisivos en los que se ensartan humoradas y procacidades. Lo que más me gustó fue lo que dijo de “estar más perdido que el alambre del Bimbo”. Qué ingenio. Qué jocosidad. Tengo para mí que hablaba no para los asistentes ni para quienes después oímos los ecos, sino para un público no ya de taberna, sino tan escaso que es de parada de autobús: los diez compañeros de su grupo, a quienes quería demostrarles que tiene los dientes afilados. Supongo que le aplaudieron, como es normal. Pero era teatro leído, lo que pone de manifiesto que el actor no era un Flotats, sino un Torrente. Vino al pleno a matar, y lo hizo de risa.
Dice el diccionario de la Academia que patético es aquello “que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía”. Sugiero al monologuista que por decoro público cuide sus palabras, no sea que se vuelvan contra él por no saber lo que dice. Aunque lo lea. Y que serene el ánimo.

Armande Béjart


E. Reverand du Mesnil publicó en París en 1879 un libro con el título de La famille de Moliere et ses represéntants actuels, en el que daba cuenta de que la mujer del dramaturgo era una tal Armande Béjart, miembro de una larga familia francesa de titiriteros y actores que llevaban todos el mismo apellido. Pero esa familia no es la única con ese apellido que alcanzó la gloria artística: el más prestigioso coreógrafo del siglo XX fue el también francés Maurice Béjart. ¿Cuál es la extraña ley etimológica que permite que en Francia exista un apellido Béjart? ¿Hubo alguna vez alguna invasión beharaui hacia el norte de Europa que dio origen a tan similar vocablo?

Anecdotario de don Francés de Zúñiga (4)

La librea de este juego de cañas era de terciopelo leonado, y encima tafetán blanco muy acuchillado. Preguntó el Emperador a don Francés:

─ ¿Qué te parece de aquella librea?

Respondió:

─ Asadura con redaño.

[Melchor de Santa Cruz, Floresta española, Toledo, 1574, II, V, iv]

viernes, 9 de marzo de 2012

Behar

La ciencia etimológica es pasmosa. La voz behar existe en el vasco, donde en su primera acepción viene a significar ‘obligación, necesidad’. Tiene más acepciones. La voz es también un topónimo, qué casualidad, existente en la India: Behar es un estado del este del país, junto al Nepal, habitado por 82 millones de personas y cuya capital es Patna; el término es una corrupción de vihara que vendría a significar ‘monasterio’, aunque por extensión sería ‘monasterio budista’, porque allí se originó el budismo. Pero el término behar también está presente en el léxico hebreo, donde significa ‘en el monte’, más expresamente vinculado con el monte Sinaí y con el pasaje bíblico en que Moisés (el primer montañero conocido) subió allí y Dios le dijo todo lo relativo al cultivo de la tierra y la legislación en torno a ella, incluido en el Levítico, 25,1-26,2.
No me digan que no es curioso.

lunes, 5 de marzo de 2012

Anecdotario de don Francés de Zúñiga (3)

Viendo correr toros un día de San Juan el Emperador en Toledo, tenía par de sí a este truhán cuando entraron los del juego de cañas. En entrando los dos primeros caballeros, preguntole el Emperador:

─ Qué te parece de estos dos?

Respondió:

─ Que han de caer juntos, como san Felipe y Santiago.

Sucedió que, antes que acabasen de pasar la carrera, rodaron por Zocodover.

[Melchor de Santa Cruz, Floresta española, Toledo, 1574, II, V, iii]

El sueño de Ana Pastor

La zamorana Ana Pastor, la ministra de Fomento, es de mi quinta y por ello coincidimos en los mismos años como estudiantes en la Universidad de Salamanca. Iba a decir que debimos de coincidir más de cuatro noches tomando copas de garito en garito, pero sinceramente no la recuerdo. Yo tenía un amplio grupo de amigos que estudiaban Medicina, como ella, razón por la cual me dejaba caer por esa Facultad cuando había asambleas para oponernos a tantas cosas en aquellos años de la Transición. Pero tampoco la recuerdo ahí ejerciendo de lideresa y apuntando ya las maneras que luego ha manifestado. Tampoco la recuerdo corriendo delante de los grises. A lo mejor lo hizo. Quién sabe.
En estos días de atrás ha sembrado el terruño de ilusiones trayéndose debajo del brazo un nuevo Plan del Oeste, semejante al que el Gobierno de Zapatero ejecutó en buena medida y al que con tanto entusiasmo los compañeros de partido de la actual ministra se opusieron tenazmente. Ahora lo entiendo: querían impedirlo entonces para hacerlo ellos ahora. Están locos estos romanos.
A sus paisanos de Zamora les ha asegurado (no seré yo quien diga que ha prometido) que se terminará el tramo de la A-66 entre la capital y Benavente. Y que también va para adelante el trazado del AVE por la provincia, camino de Galicia. A los de Valladolid les ha afirmado (no seré yo quien diga que ha prometido) la autovía entre la ciudad del sin par alcalde De la Riva y León, y además el AVE entre Olmedo y Orense. A los de Salamanca, qué menos, les ha dicho que también llegará el AVE. Y a los de Béjar de rebote nos cae nada menos que otra línea de AVE, entre Gijón y Badajoz, aunque parece que no estará lista hasta el año 2030.
Bien estaría que nuestro dinámico Ayuntamiento, tan presto siempre a ganar tiempo, fuera ya incluyendo en la agenda de las declaraciones pomposas y rutinarias dónde ubicaremos la nueva estación. A la vista de la movilidad con la que se desplaza de un año para otro el todavía no llegado Parador Nacional, que hoy está aquí y mañana allí, más vale ir llenando este vacío existencial de nuestros días municipales con la ilusión de revolver una vez más el Plan General de Ordenación Urbana para irle buscando acomodo al inminente AVE, no sea que nos pille desprevenidos.
Yo ya hago una propuesta, que seguro que tendrá muchos adeptos entre los lectores: La Cerrallana.

sábado, 3 de marzo de 2012

Plaza Mayor

Pascual Madoz, en el siglo XIX, se atrevió a decir cosas que nadie diría hoy cuando escribió en la entrada de Béjar en su Diccionario geográfico-estadístico (Madrid, 1848) lo que sigue sobre la plaza Mayor: “La plaza sería muy buena si no estuviera en ella la iglesia del Salvador, que se pensó hacer desaparecer el año de 1837, trasladando a San Francisco la parroquia. Hubiera sido una obra plausible y acertada, y entonces hubiera quedado espaciosa para el mercado, para toda clase de funciones y para paseo en todo el tiempo”.

Anecdotario de don Francés de Zúñiga (2)

Este truhán estaba sentado en una silla, en casa de un grande. Díjole un paje que se levantase, para que se asentase un caballero. Respondió don Francés:

─ Desensilla uno desotros, que yo aún todavía estoy sudando.

[Melchor de Santa Cruz, Floresta española, Toledo, 1574, II, V, ii]