martes, 4 de mayo de 2010

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No estuve atento en su momento, cuando quizá hubiera una explicación, pero el caso es que cuando se creó en 1998 la Fundación General de la Universidad de Salamanca (digamos que un instrumento auxiliar para llegar más lejos) se constituyó un patronato que velaría por ella. De ese patronato forman parte las Cámaras de Comercio de Salamanca, Zamora y Ávila, pero no la de Béjar (tampoco la de Arévalo), que está dentro del distrito universitario de la institución. Sin embargo, sí que tiene silla en la mesa de patronos el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Guijuelo. No me cabe duda de cuáles son las razones de la ausencia de la ciudad textil y la inclusión de la chacinera. Pero por detrás del poderoso caballero que es Don Dinero, en estas (aparentes) nimiedades se fragua el destino, el tiempo de cada cual, la decadencia o el ascenso, el ocaso de la representatividad y la influencia, la posición y el status de cada cual. No se marchitan los signos de la belleza de Béjar, pero sí los del poder que una vez tuvo y la hizo diferente.