En un juego de cañas que se hizo en Valladolid, salió un caballero muy cano vestido de verde. Y, al pasar de la carrera, cayósele la máscara, y quedó la calva de fuera. Preguntó el Emperador al truhán don Francés:
─ ¿Qué te parece de aquel caballero?
Respondió:
─ Que no he visto en mi vida puerro que tan bien haya pasado la carrera.
[Melchor de Santa Cruz, Floresta española, Toledo, 1574, VII, II, xxxi]
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