Hace ahora un año localicé un manuscrito de mediados del siglo XVI de la Crónica burlesca del emperador Carlos V de don Francés de Zúñiga. En bibliotecas públicas existen una treintena de manuscritos de la obra, que están al alcance de cualquiera que quiera consultarlas. Yo me volví loco hace veinticinco años comparando unas con otras para intentar fijar el texto. Fue uno de los grandes éxitos literarios del siglo XVI, una de las obras que más circuló en copias manuscritas entre los lectores renacentistas, en una época en la que el libro de Gutenberg ya se había impuesto claramente. No tenemos, sin embargo, el manuscrito original del Quijote. Tampoco parece que ninguna de las copias que existen del texto de don Francés sea el autógrafo.
La copia de la que hablo ahora se atribuye el mérito de serlo, quizá por eso su precio de venta en una librería de California, 4.500 euros. Ocupa tan sólo 20 folios. Yo puedo asegurar, sin haberla visto, que no es autógrafa, por más que lo pregone el librero. Puede que sea de fecha próxima a su muerte, pero no es de su mano. En todo caso, es un documento valiosísimo que seguramente justifique su precio. Hace algo más de diez años localicé otra copia a la venta, esa vez en una librería madrileña. Su precio era más asequible, 1.800 euros. De cualquier manera, ambas ya no están a la venta. Seguramente las adquirió alguna biblioteca universitaria norteamericana o cualquier otra institución semejante. Qué le vamos a hacer.
Supongo que a nadie se le habrá pasado por la cabeza pensar que tal vez alguna institución bejarana podría adquirir ese tipo de patrimonio sobre uno de sus vecinos más universales. No cabe en el actual pensamiento bejarano. Sin embargo, corremos como desesperados y nos rasgamos las vestiduras cada vez que se anuncia que cualquier obra de Mateo Hernández sale al mercado y parece obligación que deba acabar en Béjar. Qué le vamos a hacer.
La copia de la que hablo ahora se atribuye el mérito de serlo, quizá por eso su precio de venta en una librería de California, 4.500 euros. Ocupa tan sólo 20 folios. Yo puedo asegurar, sin haberla visto, que no es autógrafa, por más que lo pregone el librero. Puede que sea de fecha próxima a su muerte, pero no es de su mano. En todo caso, es un documento valiosísimo que seguramente justifique su precio. Hace algo más de diez años localicé otra copia a la venta, esa vez en una librería madrileña. Su precio era más asequible, 1.800 euros. De cualquier manera, ambas ya no están a la venta. Seguramente las adquirió alguna biblioteca universitaria norteamericana o cualquier otra institución semejante. Qué le vamos a hacer.
Supongo que a nadie se le habrá pasado por la cabeza pensar que tal vez alguna institución bejarana podría adquirir ese tipo de patrimonio sobre uno de sus vecinos más universales. No cabe en el actual pensamiento bejarano. Sin embargo, corremos como desesperados y nos rasgamos las vestiduras cada vez que se anuncia que cualquier obra de Mateo Hernández sale al mercado y parece obligación que deba acabar en Béjar. Qué le vamos a hacer.
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