No se lo creerán, pero se publicó un libro en los Estados Unidos, ese país desconocido e imprevisible, que se titulaba The Bejar Name in History [El nombre de Béjar en la historia], que no tenía lugar ni año de edición porque se hacía en el formato de edición bajo demanda, que es una manera nueva de vender libros: si lo quieres, te imprimimos un ejemplar; si no, no. Lo encontré en internet, claro. Ahí hay de todo. Lo más fascinante del hallazgo no resultó que fuera un libro de título absoluto y aparentemente fundamental para la bibliografía bejarana cuya lectura se me hubiera escapado hasta ahora, sino que en su cubierta aparecía nada menos que la mismísima estatua de la Libertad de la isla de Ellis, frente a Manhattan, el lugar por el que pasaban antaño todos los inmigrantes que querían asentarse en los Estados Unidos y que hemos visto en tantas películas. Ahí es nada. Béjar y la estatua de la Libertad juntas. Como sé que no se lo creen, aquí se lo reproduzco:
Luego, cuando averigüé más, resultó que no era para tanto. No era un libro total y absoluto que nos proporcionase todas las fuentes de las crónicas medievales, cristianas y musulmanas, en las que aparecía Béjar, o los legajos del Consejo Real del Archivo Nacional de Simancas, por poner algunos ejemplos que serían investigaciones de largo aliento y que se agradecerían, sino tan sólo un compendio de listas de embarque y pamplinas parecidas en las que aparecía alguien que se apellidaba Béjar y había emigrado a los Estados Unidos alguna vez, entrando, eso sí, por la famosa aduana de la isla de Ellis.
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