Los tiempos eran simples y pacatos, en los que eran imposibles más lecturas que la única que la represión permitía, por más que el pensamiento sea libre, secreto y callado; corría 1963 y el anuncio rezaba así: "Caritas recibiría cama turca para chica que precisa dormir sola". Lejos de la intención de ningún bejarano pensar que la cama era para una casta mucama de algún burgués.
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