Hace dos días por fin se ha abierto al tráfico el último kilómetro de la autovía A-66 a su paso por la comarca de Béjar. Literalmente el último kilómetro, porque no más faltaba, un viaducto a la altura, nunca mejor dicho, de Puerto de Béjar. Debería haber estado acabado, cierto es, hará año y medio, cuando todo el resto de tal tramo de autovía se abrió. Parece ser que eso, un retraso de año y medio, es lo único importante para la derecha mediática: no importa que haga cuarenta años que esa obra debería estar hecha, si no fuéramos el culo de España, sólo importa que quien lo ha hecho, que casualmente no han sido ellos, se ha retrasado un año y medio. Ni tienen conciencia de la historia ni aprecian al pueblo al que pretender salvar del abismo, ellos que le pisan los nudillos para que caiga de una vez. Podían haber hecho algo en los ocho años del aznarato, pero se tocaron los perendengues para tener luego la opotunidad de llamar tardón al que se arremangó y lo hizo. Qué gente, Señor, qué gente.
jueves, 3 de junio de 2010
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