Había tenido Vito que desplazarse por motivos de trabajo al lejano país de Bangla Desh, aquel que unas inundaciones y un concierto de George Harrison y sus amigos hicieron famoso una vez y nunca más volvió a meter un ruido. Tenía que acudir a realizar determinados estudios en una fábrica textil que estaba donde Buda dio las tres voces, por más que fuera un dios introspectivo y silencioso.
Allá pues, en la profunda península del Indostán donde todos los turbantes son iguales Vito intentaba llevar a cabo su tarea, que habría de durar tres meses. Pero no hay lugar del mundo, por más escondido que esté, donde no quede demostrado que al cabo todos venimos del mismo pueblo. Ni dos días tardó Vito en dar con un paisano que lloraba sus ausencias patrias y vio el cielo abierto con su llegada. Qué tres meses de terruño le dio.
Vayas donde vayas, algún bejarano hallas.
Allá pues, en la profunda península del Indostán donde todos los turbantes son iguales Vito intentaba llevar a cabo su tarea, que habría de durar tres meses. Pero no hay lugar del mundo, por más escondido que esté, donde no quede demostrado que al cabo todos venimos del mismo pueblo. Ni dos días tardó Vito en dar con un paisano que lloraba sus ausencias patrias y vio el cielo abierto con su llegada. Qué tres meses de terruño le dio.
Vayas donde vayas, algún bejarano hallas.
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